La industria hotelera busca una reforma en sus ofertas y servicios.
Hacia 1990, los hoteles “Todo Incluido” lanzan sus propuestas y ofertas de entretenimiento donde los espectáculos nocturnos son un gancho preponderante para la concreción de la venta al turismo. Las dos primeras décadas transcurrieron con gran evolución en la búsqueda competitiva de qué hotel ofrecía el mejor espectáculo.
Durante la primera pandemia de gripe H1N1, los espectáculos hoteleros recibieron un duro golpe ya que la baja ocupación obligó a los empresarios a limitar los espectáculos y con ello cientos de artistas, entre músicos y bailarines, se vieron gravemente afectados.
Pero la tormenta duró poco porque después de 2 años todo volvió a la normalidad, con algunas limitaciones.
Esto se debe a que lo primero que cortaron al principio de la crisis fueron los espectáculos y lo último que restablecieron fueron los espectáculos.
Pero la peor crisis de los espectáculos vino con la Pandemia del COVID-19 que destruyó las posibilidades de volver a los niveles que se habían obtenido.
Después del restablecimiento del comercio turístico, muchos hoteles no volvieron a invertir en espectáculos o limitaron sus ofertas a espectáculos más baratos y fáciles de desarrollar, como juegos de casino, karaoke, etcétera.
Se inicia una nueva era y la Industria Hotelera atraviesa la oportunidad de reformar las ofertas y servicios para el turismo nacional e internacional, donde se buscan los mejores niveles de entretenimiento, no solo en beneficio de los artistas, sino también por las grandes posibilidades de mantenerse a la vanguardia del turismo a nivel nacional.