Una herramienta esencial en la vida moderna.
La historia de la lengua de señas es fascinante y está profundamente arraigada en la necesidad de comunicación de las personas sordas a lo largo del tiempo. Aunque la forma moderna de la lengua de señas ha evolucionado a lo largo de los últimos siglos, sus raíces se remontan a mucho antes en la historia.
Desde la antigüedad, las personas sordas probablemente utilizaban gestos y señas para comunicarse, ya que la comunicación visual es una respuesta natural a la pérdida de la capacidad auditiva. En culturas como la egipcia, la griega y la romana, se aceptaba que las personas sordas utilizaran gestos para interactuar, aunque se las veía con prejuicios debido a su falta de habla.
Durante la Edad Media prevalecía la idea de que las personas sordas no podían recibir educación ni sacramentos porque no hablaban, lo que limitaba sus derechos y su desarrollo. En el Renacimiento, algunas comunidades comenzaron a cambiar esta percepción. En España, los monjes benedictinos utilizaban sistemas de signos como parte de sus votos de silencio, lo que influyó en la educación de las personas sordas.
Siglos XVI y XVII: Pedro Ponce de León, monje español, es considerado el pionero en la educación de las personas sordas. Desarrolló métodos para enseñarles a leer, escribir y comunicarse. Juan Pablo Bonet, también en España, publicó en 16 el libro Reducción de las letras y arte para enseñar a hablar a los mudos, que incluía un alfabeto manual basado en gestos. Estos sistemas se centraban en enseñar a las personas sordas a hablar y leer los labios, pero también incorporaban elementos visuales y gestuales.
En Francia, en 1755, Charles-Michel de l'Épée fundó la primera escuela gratuita para sordos en París. Se le conoce como el "Padre de la Lengua de Signos". Desarrolló un sistema de signos basado en los gestos que ya utilizaban los sordos en París y lo combinó con reglas gramaticales. Este sistema evolucionó hasta convertirse en lo que hoy conocemos como Lengua de Signos Francesa (LSF), que influyó en otras lenguas de signos de todo el mundo.
En 1817, Thomas Hopkins Gallaudet, inspirado por la obra de l'Épée, fundó la primera escuela para sordos en Estados Unidos, junto con Laurent Clerc, un profesor francés de sordos. El lenguaje de señas americano (ASL) surgió de la combinación del FSL y los signos utilizados por las comunidades locales de sordos en Estados Unidos.
En el Congreso de Milán, los educadores decidieron que la enseñanza oral, centrada en la lectura de los labios y el habla, era superior a la lengua de señas. Esto llevó a la marginación de la lengua de señas en las escuelas de muchas partes del mundo, lo que afectó negativamente a la educación y la identidad cultural de las personas sordas.
A mediados del siglo XX, las investigaciones lingüísticas demostraron que las lenguas de signos son sistemas lingüísticos completos con su propia gramática, vocabulario y estructuras. En 20, William Stokoe publicó un estudio que reconocía el ASL como lengua legítima, lo que marcó un hito en su aceptación. En muchos países, las comunidades sordas lucharon por el reconocimiento oficial de sus lenguas de signos como lenguas propias.
En la actualidad, muchas lenguas de señas están reconocidas oficialmente como idiomas en diferentes países. Por ejemplo, la Lengua de Señas Mexicana (LSM) está reconocida como lengua nacional en México. Tecnologías como las videollamadas, los subtítulos y los servicios de interpretación han mejorado la accesibilidad para las personas sordas. En todo el mundo, las comunidades sordas siguen abogando por la igualdad de derechos, la educación inclusiva y el reconocimiento cultural.
La lengua de señas no es sólo una herramienta de comunicación, sino una expresión de identidad cultural. Cada lengua de señas refleja la historia, los valores y las tradiciones de la comunidad que la utiliza, y su desarrollo ha sido clave para el empoderamiento y la inclusión de las personas sordas en la sociedad.
La importancia de que todos en Puerto Vallarta aprendan lengua de señas radica en promover una sociedad más incluyente, accesible y equitativa para las personas sordas, fomentando el respeto a sus derechos y garantizando su plena participación en la comunidad.
El aprendizaje de la lengua de señas contribuye a romper barreras de comunicación entre personas sordas y oyentes, lo que facilita su integración a actividades sociales, culturales, educativas y laborales, contribuyendo a una comunidad más unida y respetuosa en Puerto Vallarta.
En un destino turístico como Puerto Vallarta, donde la diversidad es clave, garantizar que las personas sordas puedan acceder a servicios, información y entretenimiento en igualdad de condiciones es esencial. Aprender lengua de señas garantiza que nadie quede excluido de las actividades cotidianas o de eventos importantes.
Puerto Vallarta es un destino que recibe visitantes de todas partes del mundo, incluidos turistas sordos. Contar con personal capacitado en lengua de señas en hoteles, restaurantes, centros culturales y servicios turísticos enriquece la experiencia de estos visitantes y proyecta una imagen de hospitalidad incluyente.
La capacidad de comunicarse en lengua de señas en hospitales, centros educativos, oficinas gubernamentales y espacios públicos es vital para que las personas sordas puedan acceder a estos servicios sin intermediarios, fortaleciendo su autonomía y dignidad.
El aprendizaje de la lengua de señas fomenta la empatía y la comprensión hacia las personas sordas, ayudando a romper estigmas y prejuicios. Esto es particularmente valioso en una ciudad tan multicultural como Puerto Vallarta, donde se busca la convivencia armoniosa entre sus habitantes.
En las escuelas de Puerto Vallarta, la enseñanza de la lengua de señas a alumnos y profesores facilita la inclusión de los niños sordos en el sistema educativo regular. Esto no sólo beneficia a los alumnos sordos, sino que también crea conciencia entre sus compañeros y fomenta una cultura de inclusión desde una edad temprana.
Una comunidad que conoce la lengua de señas crea un entorno en el que las personas sordas pueden participar activamente en los procesos comunitarios, como reuniones vecinales, actividades culturales y programas de desarrollo social, fortaleciendo la cohesión social.
En situaciones de emergencia, como desastres naturales o evacuaciones, la comunicación efectiva con personas sordas puede salvar vidas. Contar con personal de protección civil, bomberos y fuerzas de seguridad que dominen el lenguaje de señas es clave en un lugar propenso a fenómenos naturales como Puerto Vallarta.
El turismo incluyente es una tendencia en alza y las ciudades que priorizan la accesibilidad atraen más visitantes. Contar con guías turísticos, intérpretes y señalética en Puerto Vallarta aumenta su atractivo como destino incluyente y consciente.
El aprendizaje del lenguaje de señas enriquece la vida cultural de Puerto Vallarta. Incorporar elementos de la comunidad sorda, como el teatro de señas o talleres inclusivos, no sólo beneficia a las personas sordas, sino que también amplía el panorama cultural para todos los residentes y turistas.
El acceso a la lengua de señas es reconocido como un derecho humano fundamental por la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD). Promover su aprendizaje en Puerto Vallarta es un paso hacia el cumplimiento de estos derechos. Puerto Vallarta puede convertirse en un ejemplo de inclusión en México, destacando como una ciudad que no sólo se preocupa por sus visitantes, sino que también se preocupa por todos sus habitantes, independientemente de sus capacidades.
La enseñanza y el aprendizaje de la lengua de señas en Puerto Vallarta no sólo mejora la calidad de vida de las personas sordas, sino que transforma a la comunidad en un modelo de inclusión, empatía y respeto a la diversidad. Invertir en accesibilidad a través de la lengua de señas es apostar por una ciudad más justa, solidaria y preparada para afrontar los retos de una sociedad moderna y multicultural.
Aprende a comunicarte más allá de las palabras. En la Biblioteca Los Mangos te invitan a ser parte de su Taller de Lengua de Señas Mexicana (LSM) impartido por Anabel Ortiz, un espacio en donde la inclusión, el aprendizaje y la empatía toman protagonismo. Este taller está diseñado para personas mayores de 15 años. Más información al 3221090009 Teléfono: 3222249966 en la Biblioteca Los Mangos, Puerto Vallarta, Jalisco.