Inauguración Exposición de Escultura.

Interés humano
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Cuando el arte se convierte en cuerpo, forma y música del alma.


Puerto Vallarta, Jalisco. Sábado 5 de abril de 2025.

En una tarde llena de emoción, creatividad y un profundo sentido de comunidad, se llevó a cabo la inauguración de la esperada exposición en la Escuela de Escultura Casa Ganesha, un espacio que, más allá de ser un taller artístico, se ha convertido en un refugio de exploración interior y libre expresión para creadores de todas las edades y procedencias.

La exposición incluía más que solo esculturas. Era, en palabras de su director, Óscar Rolón, «una exposición multidisciplinar y colectiva». Y así fue. El espíritu creativo impregnaba cada rincón del espacio: formas nacidas de barro, yeso, madera o metal, junto con pinceladas de color sobre telas vibrantes y acordes musicales que se fundían entre las piezas, como si las esculturas también quisieran cantar.

Los protagonistas fueron los alumnos de Casa Ganesha, artistas en formación que, durante meses de esfuerzo, paciencia y dedicación, moldearon no solo los materiales, sino también sus emociones, sus dudas, sus heridas y sus sueños. Algunos llegaron sin haber tocado jamás una herramienta escultórica, pero en el proceso descubrieron sus trazos, sus estilos y, sobre todo, su voz creativa.

La exposición se sentía viva. Cada escultura parecía contar una historia. Algunas con formas abstractas, otras con rasgos humanos o animales, pero todas con un denominador común: la autenticidad del alma que las creó. No se trata de cumplir con estándares académicos ni de reproducir fórmulas. Casa Ganesha se compromete a acompañar el viaje interior de cada artista, y esto se hace evidente en los resultados.

Uno de los asistentes, conmovido por una pieza en forma de espiral ascendente, comentó en voz baja: «Se nota cuando el arte nace desde dentro, sin máscaras». Y esa es la sensación general que dejó la exposición: la de estar ante obras profundamente personales, íntimas, casi confesionales.

Óscar Rolón, con la pasión de quien cree firmemente en el arte como camino de sanación y transformación, celebró no sólo el talento expuesto, sino también el coraje de cada estudiante por atreverse a explorar lo desconocido, a equivocarse, a superar miedos y a crear belleza a partir del caos de la vida cotidiana.

“Aquí no solo hay escultura”, dijo, “también hay pintura, hay música. Hay gente que vino a modelar arcilla y terminó descubriendo que también podía escribir canciones o componer melodías. Lo importante no es la técnica perfecta, sino el camino que cada persona recorre para descubrirse a sí misma”, añadió.

El ambiente era de celebración y también de comunidad. Entre abrazos, miradas emotivas y alguna que otra lágrima de orgullo, los asistentes recorrieron el espacio, conversaron con los creadores de las piezas y disfrutaron de una velada donde el arte se convirtió en un puente entre corazones.

Casa Ganesha, como quedó claro esa noche, no es solo una escuela: es un espacio de resistencia creativa, de construcción de identidades, de encuentro entre disciplinas y personas. Un oasis en medio del frenesí cotidiano, donde el tiempo se detiene para que las ideas tomen forma, peso y volumen.

Quienes asistieron a esta exposición difícilmente olvidarán lo que vieron allí, pero sobre todo, lo que sintieron. Porque cuando el arte nace del pueblo y regresa al pueblo, algo se transforma en todos nosotros.